La masonería ha
concitado el interés del público desde el mismo día en que se constituyó como institución
moderna en los albores del siglo XVIII. Ninguna otra organización nacida en las
entrañas de Occidente ha sido tan abordada, tan atacada y tan sospechada. Al
mismo tiempo, ninguna otra tan defendida por parte de infinidad de prohombres
en los últimos tres siglos.
Pese a todo lo escrito
hasta hoy, subsiste una profunda confusión en torno al fenómeno masónico,
puesto que la masonería no se limita a un campo específico del acontecer humano
sino que constituye una expresión sociológica compleja en la que no está
ausente la sospecha de la conspiración, la política y el poder. Del mismo modo,
se nos presenta como una organización destinada, principalmente, a la profunda
transformación espiritual del ser humano mediante un proceso progresivo en el
que el hombre puede desarrollar las más plenas virtudes. Tampoco está ausente
el esoterismo, elemento esencial y común a todas las Escuelas de Misterios.
Daniel Echeverría,
autor de La Masonería y el Camino hacia el Centro ha sido maestro instructor de
varias generaciones de aprendices masones, siempre preocupado por llevar
comprensión al público en general sobre una de las materias menos comprendidas
y más manipuladas en la historia de las sociedades secretas.
Siendo este su desvelo
en tanto años, era inevitable que su libro tuviese por destinatarios a quienes
recién se inician en la Augusta Fraternidad y también a aquellos
que se acercan con sana curiosidad a la ventana de sus misterios. El libro que comentamos
es un compendio de cuanto le hemos escuchado a Daniel Echeverría en sus
conferencias, en las Tenidas de Instrucción, en sus numerosos intentos de
convertir a los recién iniciados en artífices de sí mismos, otorgándoles las
herramientas del campo en el que mejor se desempeña: El del lenguaje de los
Símbolos.
Daniel Echeverría
Encontrará el lector en
esta obra un compendio magnífico de símbolos, dispuestos de modo tal que el
alma peregrina pueda asirlos y colocarlos en orden; pues de eso se trata la
masonería: Un sistema basado en una experiencia iniciática, en un Rito de
Pasaje que sólo se descifra mediante alegorías contenidas en un lenguaje
simbólico.
Esta es una obra
esencial para principiantes. No hay aquí espacio para jugar a los misterios. No
se esconde Echeverría detrás del testimonio de masones ilustres ni de
interminables listas de próceres que “han dado su nombre a la masonería”. Por
el contrario, el autor vuelca su propia experiencia y lo hace de un modo
contundente, con un estilo que lo caracteriza y que el lector sabrá apreciar
desde las primeras páginas.
Echeverría concibe la
masonería como un campo del fenómeno humano en donde el mito tiene un
protagonismo trascendente. Pero también como centro de unión fraternal donde
los hombres pueden compartir su indagación sobre la vida y sus eternos
interrogantes. Lejos de aislar a la Orden Masónica en un
contexto de Secreto -de Logia cerrada- nuestro autor proyecta su simbología en
un lugar cercano a la experiencia cotidiana, allí donde los arquetipos y las
personas de carne y hueso se encuentran para dar vida al aspecto más rico del
género humano. Es por ello que no ha podido escapar a la influencia de grandes pensadores como C. G.
Jung, J. Campbell, M. Eliade y tantos otros buscadores de las
profundidades del alma. Pero tampoco a la de los grandes genios del
Renacimiento ni la de los formidables magos del siglo XIX. Su experiencia,
recogida en el seno mismo de la instrucción masónica, está volcada en estas
páginas.
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