Un Nuevo Modelo del Universo
forma parte de la trilogía de grandes libros escritos por el genio de Piotr D.
Ouspensky, considerado el hombre que más ha contribuido a difundir las ideas de
George Gurdieff.
Junto con el Tertium Organum y El Cuarto Camino, esta
obra es una pieza clave para comprender los principios del “método psicológico
en su aplicación a los problemas de la ciencia, la religión y el arte” que
plantea Ouspensky y que se ha convertido en uno de los grandes clásicos de la
literatura esotérica del siglo XX.
En
Un Nuevo Modelo del Universo, el
matemático y filósofo ruso recopila algunos de sus principales ensayos,
escritos a lo largo de un período de quince años, muchos de ellos de forma
simultánea y que se explican unos a otros en un tipo de literatura que
deslumbra por su profundidad, su originalidad y por la forma en que describe
una etapa fundacional del esoterismo en Occidente, cuando todavía muchas mentes
lúcidas e inquietas sospechaban que Oriente no había dado aún toda la riqueza
espiritual que poseía.
En
una búsqueda iniciática de la que ya hemos hablado en artículos anteriores –que
el lector podrá encontrar en este mismo blog- Ouspensky sospecha, intuye, que
existen nexos, rutas invisibles, hilos conductores que unen a cofradías ocultas
en diversos lugares de Europa y Asia, desde el Indostán hasta las grandes
capitales del oeste, como París y Londres. El desafío que enfrenta es
justamente el hallazgo de ese hilo conductor que todo lo une. De allí que en su
obra puedan encontrarse –uno tras otros- capítulos referidos al cristianismo,
el tarot, el yoga, los fenómenos del sueño y el hipnotismo, el misticismo y lo
milagroso o la vieja y la nueva física, sin que aparezcan como inconexos. Por
el contrario, Ouspensky encuentra en estos ensayos un nuevo “método
psicológico” con el que terminará proponiendo a ese Nuevo Modelo del Universo
que anuncia en el título de la obra.
Gran
parte del contenido es auto referencial, una particularidad que nos permite
seguir las huellas de sus viajes, de su contacto con fuentes de conocimiento y
sabiduría, con personajes que parecen de ficción pero que, lejos de serlo, nos
confirman la existencia de estas cofradías en las que podía producirse aquello
que Gurdjieff definió como el Encuentro
con hombres notables. ¿Qué llevó a estos hombres a volver la mirada hacia
esas tierras lejanas del Cáucaso o de la gran Meseta de Anatolia? Ouspensky lo
describe con una doble sensación. Por un lado, sus viajes lo habían convencido
de que había todavía mucho en Oriente, mucho de aquello que había dejado de
existir en Europa. Pero por otro lado no estaba seguro, de ningún modo, de que
encontraría precisamente lo que estaba buscando. Estas dos condiciones podrían
definir muy bien el modelo del buscador de las Escuelas de Misterios y del
candidato a la iniciación: Un hombre que intuye que encontrará un tesoro
espiritual, pero que a la vez no tiene mayor certeza de cuál será el final de
su viaje y de qué encontrará en él.
Ni
siquiera estaba seguro de que aquellas escuelas que buscaba (nos referimos a
escuelas esotéricas), tuviesen necesariamente un asiento físico, es decir, no
podía asegurar que las mismas tuvieran existencia en este plano o en uno
superior. Como matemático estaba obsesionado en encontrar un modelo diferente
de organización cósmica y como físico era un investigador empecinado de aquella
otra realidad que definía como una “cuarta dimensión”, un tema que podemos
encontrar reiterado en todas sus obras. Otra cuestión que lo obsesionaba era el
hecho de que existieran escuelas que hubieran mantenido una sucesión histórica
ininterrumpida, depositaria de una tradición guardada por generaciones, desde
edades remotas. Podríamos afirmar que en éste y en otros temas, Ouspensky se
adentró más que ningún otro en la búsqueda de estas escuelas y que, a la luz de
su legado, no cabe duda alguna de que las encontró.
A
la vez, como pocos, dejó un claro testimonio de lo que ocurría en su propia
persona, a nivel psicológico y espiritual, en la medida en que su búsqueda
avanzaba. Sus tribulaciones se sucedían respecto de la elección de un camino, o la duda
de si abrazar la acción al estilo occidental o permanecer en la inacción que
proponen algunas escuelas de oriente, o de decidir si estos
conocimientos debían ser compartidos a gran escala o mantenidos en secreto en el
seno de grupos muy selectos.
Todas estas inquietudes narradas en primera persona nos dan una idea de su propia problemática existencial y están reflejadas en Un Nuevo Modelo del Universo, de modo que no sólo se trata de un
libro que contiene una profunda porción de sabiduría sino que nos muestra de
qué forma el autor se encontró con ella y con las responsabilidades que impone
el acceso a un nivel superior de conciencia. Por todo esto y mucho más, que no
podría explicarse en el breve espacio de este comentario, es que Ouspensky debe
ser leído y estudiado, porque sigue siendo un espejo en el cual mirarse y
medirse en el largo sendero que conduce a la superación de nosotros mismos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario